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Cómo la sed de centros de datos de la IA está agotando las reservas de agua en Europa

Mientras Europa se apresura a expandir sus capacidades de IA, la demanda de agua de los nuevos centros de datos genera preocupación en regiones propensas a la sequía. Este artículo explora el impacto ambiental, la resistencia local y la búsqueda de soluciones sostenibles.

Cómo la sed de centros de datos de la IA está agotando las reservas de agua en Europa

La ambición de Europa de convertirse en líder mundial en inteligencia artificial se enfrenta a un obstáculo inesperado: el agua. Mientras las regiones más secas del continente luchan contra el cambio climático y las sequías recurrentes, la llegada de enormes centros de datos —esenciales para impulsar la IA— ha desatado una nueva competencia por este recurso tan valioso.

En Aragón, España, una región conocida por sus campos de maíz y huertos, la escasez de agua siempre ha sido un desafío. Pero ahora, los agricultores locales se ven enfrentados a gigantes tecnológicos como Microsoft y Amazon, que están invirtiendo miles de millones para construir extensos centros de datos. Estas instalaciones, aunque prometen empleos y avances tecnológicos, también consumen millones de litros de agua cada año para mantener sus servidores frescos.

La Unión Europea está ansiosa por triplicar su capacidad de centros de datos en los próximos cinco a siete años, con la esperanza de alcanzar a Estados Unidos y China en la carrera de la IA. Sin embargo, esta rápida expansión está generando alarma entre los residentes y organizaciones de base. Grupos como "Tu Nube Seca Mi Río" están pidiendo una moratoria para nuevos centros de datos, argumentando que los beneficios que promociona la gran tecnología rara vez llegan a las comunidades locales. Los agricultores, que ya enfrentan escasez de agua, temen que sus medios de vida estén en riesgo.

Las cifras son impactantes: en 2024, los centros de datos de Europa usaron alrededor de 62 millones de metros cúbicos de agua —el equivalente a 24,000 piscinas olímpicas. Para 2030, esa cifra podría subir a 90 millones de metros cúbicos. La razón es simple: los centros de datos generan un calor enorme y requieren refrigeración constante, gran parte de la cual depende del agua.

Aunque empresas como Microsoft y Amazon aseguran estar invirtiendo en sostenibilidad —prometiendo reciclaje de agua, mejoras en infraestructura e incluso comprometiéndose a ser "positivos en agua"— el escepticismo sigue siendo alto. Los críticos argumentan que tales promesas a menudo son solo lavado verde, especialmente cuando continúan surgiendo solicitudes para aumentar el uso de agua.

Los funcionarios locales también están reaccionando. En Villamayor de Gállego, cerca de Zaragoza, el alcalde está instando a reconsiderar los planes para un nuevo centro de datos, citando preocupaciones sobre el estrés hídrico y la falta de participación local en la toma de decisiones. La tensión destaca un dilema más amplio: cómo equilibrar el progreso tecnológico con la gestión ambiental y el bienestar comunitario.

En el frente de la innovación, hay destellos de esperanza. Los avances en tecnología de refrigeración, como los sistemas de agua en circuito cerrado y la refrigeración líquida, podrían reducir el consumo de agua hasta en un 40%. Algunos centros de datos están experimentando con el uso de agua reciclada o incluso refrigeración por aire. Sin embargo, los expertos advierten que estas soluciones aún no son generalizadas y pueden no compensar completamente la creciente sed del sector.

A nivel político, la Comisión Europea está elaborando nuevas normas para garantizar que los centros de datos operen de manera más sostenible, incluyendo límites en el uso del agua. El objetivo es alinear el crecimiento digital con la resiliencia ambiental, pero la implementación requerirá cooperación entre gobiernos, industria y comunidades locales.

Por ahora, la historia de la huella hídrica de la IA en Europa aún se está desarrollando. Mientras el continente busca liderar en tecnología, también debe enfrentar las realidades de sus recursos naturales —y las voces de quienes dependen de ellos.

Puntos clave:

  • Los centros de datos son grandes consumidores de agua, especialmente en regiones propensas a la sequía.
  • Las comunidades locales y los agricultores son cada vez más vocales sobre los riesgos para la seguridad hídrica.
  • Las empresas tecnológicas están invirtiendo en sostenibilidad, pero persiste el escepticismo sobre sus promesas.
  • Las innovaciones en tecnología de refrigeración ofrecen esperanza, pero su adopción es desigual.
  • Los responsables políticos trabajan para establecer normas para operaciones sostenibles de centros de datos.
Artículo usado como inspiración